Un pequeño gran problema: el frenillo del pene. Muchos hombres sienten molestias durante las relaciones sexuales y no saben por qué. A veces, el origen está en una pequeña parte del cuerpo que rara vez se menciona: el frenillo del pene. Aunque puede parecer insignificante, su tamaño o rigidez puede generar dolor, incomodidad o incluso rupturas y sangrados durante el sexo.
A continuación, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre este tema, cómo identificar si es un problema en tu caso y qué soluciones existen con respaldo médico.
¿Qué es el frenillo y cuál es su función?
El frenillo del pene es una pequeña banda de tejido que conecta la parte inferior del glande con el prepucio. Su función principal es ayudar al prepucio a volver a su lugar después de una erección, y en condiciones normales, no debe causar dolor ni limitar la movilidad. Sin embargo, cuando es muy corto o rígido, puede convertirse en un verdadero problema.
Frenillo corto: síntomas que no debes ignorar
El frenillo corto, también conocido como frenulum breve, es una condición común que muchas veces pasa desapercibida hasta que causa molestia. Algunos síntomas clave incluyen:
- Dolor durante la erección o el sexo
- Sensación de tirantez al retraer el prepucio
- Sangrado después del contacto sexual
- Desgarros o microlesiones en la zona
Si has sentido alguno de estos síntomas, es momento de considerar una revisión médica.
Opciones de tratamiento: seguras, rápidas y efectivas
Afortunadamente, el tratamiento del frenillo corto es sencillo y altamente efectivo. Algunas opciones incluyen:
- Cremas con esteroides tópicos, para aumentar elasticidad (en casos leves)
- Frenuloplastía, una microcirugía ambulatoria que alarga o retira el frenillo
- Circuncisión, en casos donde existe también fimosis u otras condiciones asociadas
Estos procedimientos se realizan bajo anestesia local, con una recuperación rápida y mínima molestia.
¿Por qué no debes ignorarlo?
Vivir con dolor o evitar relaciones por miedo al malestar no es normal ni necesario. Muchos hombres posponen su consulta por vergüenza o desconocimiento, pero al tratar el problema, experimentan una mejora significativa en su vida sexual, autoestima y bienestar general.
Además, ignorar un frenillo corto puede generar cicatrices, infecciones y afectaciones a largo plazo. Una valoración a tiempo marca la diferencia.
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